El 1 de septiembre de 2006, tras el incendio de la planta de la empresa Brenntag Química S.A. de Caldas de Reis (Pontevedra), se produjo un vertido químico a las aguas del río Umia que sumió a la población de Caldas y demás población dependiente del suministro de agua de la cuenca del Umia (Vilagarcía de Arousa y resto del Salnés) en una catástrofe medioambiental de gran calibre. Hasta tal punto que fue incluida en el informe del Ministerio del Interior “Perfil Ambiental de España” como uno de los desastres naturales y accidentes tecnológicos de importancia durante el año 2006.
Un año después, se realizó un informe de seguimiento: Informe de evaluación de seguimiento de agosto de 2007, en el que se ponía de manifiesto que de las 10 medidas anunciadas progresivamente por el Conselleiro de Medio Ambiente para hacer frente al período post-crisis más importante a efectos ambientales (el primer año desde la catástrofe), observamos que se comprueban 8 incumplimientos totales, y solamente 2 cumplimientos parciales. Si lo pasamos a porcentaje, el grado de incumplimiento podría establecerse en un 90%, o también dicho de otra forma, el grado de cumplimiento de la Xunta –después de un año- está en el 10% de los compromisos ambientales adquiridos con la sociedad gallega.
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