MEDIO AMBIENTE El fácil acceso a los tanques de aditivos dificulta hallar a los autores del vertido en Silleda
Guardia Civil y Medio Ambiente mantienen abierta la investigación
La Guardia Civil está investigando la autoría del vertido de 5.000 litros de aditivos de hormigón al río Toxa en Silleda en la noche del pasado viernes. Esclarecer si finalmente se ha tratado de un sabotaje, como se apuntó en un principio, se está encontrando con dificultades. El fácil acceso a los tanques donde se encontraban depositados los componentes utilizados para que el hormigón compacte antes multiplica las líneas de trabajo de los investigadores.
Los tres tanques de aditivos se hallaban en la planta de hormigón que trabaja para el AVE en Campomarzo sin ningún tipo de cierre ni vigilancia, y solo era necesario abrir una manija para derramar el líquido. La empresa responsable, perteneciente al grupo Martínez Núñez, presentó la denuncia el sábado a las cuatro de la tarde en la Guardia Civil, informando de que entre las 20.30 horas del viernes y las 10.00 horas del sábado, autores desconocidos abrieron la llave principal de los tres depósitos, que almacenaban en torno a 26.000 litros.
De manera paralela a la investigación de la Guardia Civil, la Consellería de Medio Ambiente abrirá un expediente informativo para encontrar a los responsables del vertido y determinar las responsabilidades. En un principio, la empresa contaba con las balsas exigidas por Augas de Galicia para este tipo de instalaciones. Esto incidió, según explicaron, en que la cantidad de aditivos que alcanzó el cauce fluvial resultase mínima.
El derrame del vertido obliga a mantener aún cortada la captación de la parroquia cruceña de Merza, la más cercana al lugar del vertido en el propio río Toxa. Al menos, continuará así hasta la jornada de hoy. La Consellería de Medio Ambiente indica que la medida es preventiva, mientras no cuenten con los resultados de las analíticas de las muestras de agua tomadas en el cauce fluvial.
Cisternas para Merza
Para subsanar la falta de agua de la traída municipal, ayer por la tarde comenzó el operativo para trasladarla en cisternas desde Vila de Cruces a Merza, siempre supervisado, según explicó el alcalde, Jesús Otero, por los técnicos de Sanidade. Las tareas se encontraron con el difícil acceso a la planta de abastecimiento. En la parroquia, la mayor parte del centenar de usuarios cuentan con pozos alternativos. Pese a ello, la interrupción del suministro municipal durante dos jornadas estuvo causando trastornos a algunos negocios, como fue el caso de bares y panaderías, que utilizaban la traída pública como red principal.
En un principio, Medio Ambiente, como medida preventiva, había ordenado también interrumpir las captaciones de Boqueixón, Padrón y Pontecesures en el Ulla. Estas se restablecieron ya el domingo, al no extenderse el vertido ni al Deza ni al Ulla. La consellería reiteró que no afectó a la fauna piscícola.
Por otra parte, los trabajos de limpieza en la zona del vertido para retirar de las balsas el aditivo de hormigón concluyeron ayer. La consellería indicó que los técnicos de Conservación da Natureza y Augas de Galicia determinaron que el cauce fluvial quedó limpio y el vertido totalmente controlado.
Galicia medio ambiente 