El diputado popular Jaime Castiñeiras muestra a la Cámara y al conselleiro de Medio Ambiente una botella de agua turbia contaminada, según denunció, por Sogama.
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Y las malas aguas desembocaron ayer en el Parlamento de Galicia. El conselleiro de Medio Ambiente, Manuel Vázquez, no quiso ni acercarse a una botella de plástico con un líquido turbio y oscuro que enarboló el diputado popular Jaime Castiñeiras. Fue en transcurso de un pleno en el pazo do Hórreo en el que el estado de las cuencas gallegas fue el protagonista y el nombre de Sogama se pronunció en varias ocasiones.
Al finalizar su intervención, el parlamentario del PP exhibió ante la Cámara autonómica una muestra de «agua contaminada extraída de un vertido de Sogama», polución que, denunció, tienen que soportar miles de vecinos gallegos, entre ellos, los coruñeses. El líquido procedía, según indicó, del río Lengüelle, afluente del Tambre. «Esta es una muestra de cómo está uno de los ríos a punto de terminar la legislatura», reprobó.
Vázquez aprovechó el turno de cierre para tachar de «insolvente político» a Castiñeiras, por llevar a la cámara una prueba «sin ningún documento analítico que demuestre» sus afirmaciones y censuró que acudiese al Parlamento a «soltar una barbaridad».
Técnicos especialistas de Augas de Galicia están investigando si una fuga en una balsa de lixiviados de Cerceda es la causa del mal olor existente en el río Barcés, el embalse de Cecebre y el auga que llega a los concellos de A Coruña y Carral. Los residuos sólidos urbanos de la planta de basuras de Sogama, su vertedero de Areosa y la mina de Meirama se degradan como líquidos contaminantes que se almacenan en balsas antes de ser depurados y posteriormente vertidos.
El hedor del agua que llega a las viviendas de algunos coruñeses es el mismo, aunque con menos intensidad, que el hedor del agua que llega a los grifos de Carral y al pie del Rego da Iña, el regato al que vierten los sistemas de depuración de la Sociedade Galega do Medio Ambiente (Sogama), en Cerceda, y que alimenta al embalse de Cecebre a través del río Barcés.
Emalcsa solicitó a Augas de Galicia el desvío del Rego da Iña, ya que sus técnicos consideran que es de allí donde se originan los malos olores. Sogama arroja a su curso 418.000 metros cúbicos al año de aguas residuales tras ser tratadas y depuradas. La empresa niega que sea el origen.
Cerca de Sogama está el vertedero de Areosa, que acumula residuos que no pueden ser tratados en la planta. Las aguas residuales tratadas van a parar al Rego de Areosa, afluente del río Lengüelle, de cuya cuenca procede el agua que mostró ayer en el Parlamento gallego Jaime Castiñeiras, según explicó el diputado popular. Sogama justifica que realiza controles periódicos y que la Xunta está al tanto de los resultados, siempre, insiste, en los límites de salubridad para el ciudadano.
La Sociedade Galega de Medio Ambiente asegura que tanto sus análisis como los de Augas de Galicia demuestran que sus vertidos no contaminan.
Defiende que el mal olor del Rego da Iña es habitual en el lugar donde se está produciendo y alega que no es probable que sus vertidos al Rego da Iña alteren el olor en Cecebre, que solo recibe diez litros por segundo procedentes de sus instalaciones en la provincia.